Escribir ha sido mi pasión desde pequeña, inició como un medio de escape para crear mundos. Estos me permitieron pensar en situaciones fantásticas más allá de la realidad. Era una época complicada… y no tenía mucho quéhacer en mis tiempos libres, sea en el colegio o en casa. Mis dos escapes siempre fueron la literatura, leer o escribir, sin distinción.
Sería mentira decir que desconozco lo que es vivir un bloqueo escritor después de tantos años de creación continua. Sin embargo, jamás me había enfrentado a uno de la magnitud actual. Sí, actual, porque estoy luchando.
Se hizo presente un bloqueo escritor que ha durado cerca de ocho meses. A diferencia de otras ocasiones que hice lo recomendado, es decir, continuar escribiendo hasta que vuelva a agarrarle el hilo a la onda, me senté a llorar mi desgracia. ¿Por qué? Escribir sin inspiración esa novela en específico no estaba dentro de mi lista cosas por hacer.
Me hice de una libreta y poco a poco estoy alejando el bloqueo escritor
Entre mis pasiones es posible hallar el coleccionar una serie de objetos bonitos. La lista va desde postales y tazas hasta un amplio repertorio de libretas. Siempre han sido mi punto débil y, claro, siempre tuve toda la intención de usarlas, pero no lo llevé a la acción hasta ese día emocionante de enero: propuse hacer un seguimiento de lo más relevante de mi semana. Para lo inconstante que soy, todo un reto.
Al inicio, la emoción me mantuvo actualizando continuamente dicha libreta, hoy diario sagrado que cuidadito y alguien ve. Más si ese alguien aparece nombrado que muero de pena. Regresando al tema, no tuve problema por las primeras dos semanas. El issue apareció después.
Uno de los principales motivos por los que el bloqueo escritor persiste es porque la víctima no hace tiempo para luchar contra él. ¿Okay? Es un factor que va tomado de la mano con el esfuerzo que le pones a la acción. ¡Y aplica para todo! No sólo para los bloqueos. Si uno no hace tiempo y se esfuerza jamás va a llegar a la meta.
Cuando me di cuenta de mi error, porque la libreta me hacía ojitos desde mi estante, hice lo que no había hecho antes. Agarré mi pluma fuente, porque soy bien cursi, y no me paré de mi cama hasta terminar el resumen de la semana. Un evento por día, si es que no más.
¿El resultado?
Llevo tres meses relatando mis experiencias universitarias en la libreta azul y se ha convertido en parte de la rutina. Espero cada viernes por la noche para escribir un poquito y nunca termino. Sé que necesitaré del resto del fin de semana para actualizar los detalles. ¡Y es que quiero contar mucho! Quiero inmortalizar los pequeños detalles de la vida, las alegrías, los episodios de ansiedad y esas ganas de mandar todo por un tubo. Quiero que quede grabado el día que conquisté el mundo, los colores y las risas, las miradas…
Sí, esa libreta azul ha hecho que observe el mundo como había olvidado hacer, como también debe verlo un escritor. Ya casi termino la mitad de la libreta con puros momentos de la vida cotidiana y ni siquiera hemos llegado a abril. Si sigo con esta constancia, necesitaré dos libretas. ¡Suerte que tengo de dónde elegir!
¿Y el bloqueo escritor? Más allá que acá.