Olivia Camarena Cervera
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Mérida, Yuc., México
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Tus derechos, querido lector

Hoy hablaremos de «los derechos del lector». Se trata de un término que ya había escuchado en el pasado, pero desconocía su procedencia y sólo tenía una breve idea de que eran. Tardé más en encontrar un espacio para investigar que en hallar mi respuesta.

Fue el escritor francés Daniel Pennac quien enlistó los diez derechos en su libro «Como una novela», publicada en 1992.

Eres un ser libre por naturaleza, libre de elegir qué leer y qué no leer. Lo puedes ver en los derechos, tus libertades. Sí, lo sé. Varios de los siguientes puntos van en contra de todo lo que muchos nos han dicho. Podemos empezar porque a muchos nos obligan a leer o nos meten en la cabeza que leer este o aquel tipo de libro es incorrecto. No hablemos de las lecturas escolares.

En la Literatura, yo encontré un oasis, leía lo que quería cuando quería. Sin embargo, poco a poco empecé a escuchar lo que decían otras personas y muchas libertades que se listan como derechos se convirtieron en un mito.

El derecho a no leer

Si no quieres leer o seguir un libro, no lo hagas. Es uno de tus derechos. Deja el libro en un lugar y aleja las manos de él. Imagina, lo lees y como no estás con las ganas de leer ese libro en específico. Lo más probable es que termines con un mal sabor de boca, tan amargado como antes o peor.

Cuando el libro es el adecuado, en el momento correcto, la situación es distinta. Así que… ¿no tienes ganas de leer? No lo hagas. Mejor sal y despeja tu mente.

El derecho a saltarnos páginas

Contra lo que te digan otras personas, puedes y deberías saltarte páginas si consideras que el contenido no es relevante. ¿Cuántas veces no te ha sucedido que el autor describe por hojas y hojas el glorioso paisaje de fulano lugar? ¿Y qué sucede después? ¡Nada! El personaje sigue en su onda.

El derecho a no terminar un libro

Va de la mano con el anterior y agrego un poco más. ¿No te está gustando? No lo termines en ese momento, deja que pasen los días, meses, años… ya llegará el día que lo agarres de nuevo y lo disfrutes. Los libros a veces llegan en el momento erróneo para ser leídos, aunque hay libros que solamente no son lo tuyo y nunca lo serán.

El derecho a releer

No digo solamente que releas un libro completo, sino capítulos y páginas solas. Esta bien querer regresar a esos pedacitos que te gustaron. Además, sirve para encontrar distintos u otorgar significados nuevos a las palabras, como las que son de doble sentido y tu mente juvenil sólo captó una parte del chiste.

El derecho a leer cualquier cosa

Parece que una cosa te lleva a la otra, ¿no? En el anterior te dice que puedes volver a leer lo que quieras de lo que quieras, aquí que de plano puedes leer lo que sea. Revista, libro, periódico, artículo, tonterías en Internet… no sé, ¿qué se te ocurre? ¡Ah! ¡Géneros! Lee el que quieras. ¿De cuál tienes ganas? ¡Pues ese! Aunque la gente pegue un grito y te mande derechito a confesarte.

No te dejes guiar por lo que dice la gente. Leer es un asunto de dos, el lector y el libro.

El derecho al bovarismo

Y ya que lees lo que quieras… entenderás que está bien no leer todo el tiempo libros que sean complicados, obras maestras y demás libros reconocidos. Lee cosas que te den satisfacción casi al instante, fáciles de leer. Aprende de Madame Bovary, ella era lectora empedernida de novelas románticas.

El derecho a leer en cualquier sitio

Lo explicaré con un ejemplo. Yo llegué a leer en el closet del salón durante clase de Geografía, nos metíamos una amiga y yo porque no soportábamos el ruido que hacían las chicas. ¿La verdad? Ha sido uno de los lugares más cómodos en los que he leído. Sólo te pido una cosa: evita poner tu vida en riesgo, gracias.

El derecho a hojear

Hojeo para decidir si el libro me agrada para leer a continuación. Hojeo por el simple placer de leer cualquier cosa y tener una probadita de la escritura del autor. Cada quien tiene sus motivos para hojear…

El derecho a leer en voz alta

Habla, alza la voz. Comparte lo que estás leyendo, declama un poema. No permitas que el texto se quede así, mudo. Dale voz, permite que llegue más lejos. Nunca sabes quién te puede estar escuchando y qué puedes causar en él, espero que a alguien le sirva. Con sacarle una sonrisa es más que suficiente.

El derecho a callarnos

Y calla, calla cuando no te salga del corazón las palabras que van a salir de tu boca. Calla cuando sientas que es demasiado íntimo para ser compartido, porque está bien mantener un pedacito sólo para ti. Hazlo tuyo y no lo dejes ir.

Y antes de irnos…

Querido lector, hay muchos lectores como tú ahí afuera y no sabes cuántos desconocen que tienen derechos protegiéndolos de todas esas presiones que ciertas personas de la sociedad han puesto sobre sus hombros. Tú los conoces, tú tienes el poder de hacer que otros lectores sepan que tienen la libertad de ésto y más. Por favor, no te quedes con los brazos cruzados… siempre puedes leer en voz alta o compartir.

Olivia Camarena
Olivia Camarena
Oct. 1997. Comunicóloga apasionada por la literatura juvenil y la promoción de la lectura entre niños y jóvenes. La lectura nos hará libres.

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