Peter Pan es ese niño con el poder de pretender cambiar las reglas y salirse con la suya, cuya traducción es —en este caso— mover todo para evitar caer en la categoría del dominio público en su totalidad. Y si a Peter le perdonamos su intento de retener ciertos derechos a perpetuidad, es porque sus regalías se van al Great Ormond Street Hospital, en Londres.
Bueno, el caso excepcional de las obras de J.M. Barrie es menos radical de lo que aparenta. El autor donó, en vida, los derechos de autor de las obras protagonizadas por Peter Pan —salvo The Little White Bird— y estos se mantuvieron intactos hasta 1987; año en que los derechos de autor vencían en Reino Unido. Sin embargo, James Callaghan, Primer Ministro de Reino Unido, impulsó un cambio en la ley británica para proteger a perpetuidad las regalías de Peter Pan en el territorio británico.
Es correcto, cualquier proyecto lucrativo, derivado de la obra de teatro (1904) y la novela (1911), quedará libre de esta situación si no llega a Reino Unido. En realidad, Peter Pan está relativamente “libre” en todo el mundo, salvo Reino Unido y Estados Unidos. En el segundo, sus derechos de autor vencen hasta 2023… pero sólo los de las obras de J.M. Barrie. Otra historia es hablar de los derechos que tiene Disney sobre Peter Pan a partir de la película de 1953.
Sí, sólo hay una organización con la que el GOSH comparte a Peter Pan y es nada más y nada menos que Walt Disney Corporation.
La peculiar inclinación de Walt Disney por Peter Pan
Habiendo nacido en 1901, y con la primera aparición de Peter Pan en 1902, Walt Disney creció en una época donde Peter Pan se convirtió en la sensación entre los niños. Sin embargo, no sería hasta 1913 —cuando Walt tenía doce años— que, en sociedad con su hermano Roy, convencería a sus padres de ver la obra teatral de Peter Pan en Missouri y terminaría desarrollando enorme fascinación por el niño que no quería crecer.
“Nos costó casi todo el dinero que teníamos ahorrado en nuestras dos huchas… pero ni a mi hermano Roy ni a mí nos importó. Me llevé grandes recuerdos de aquella función, aunque, para mí, lo más emocionante fue ver a Peter volando por el aire”, escribió Walt Disney en un ensayo titulado Por qué hice Peter Pan.
Si hablamos de inicios, ese fue el inicio de Walt Disney con Peter. Desde ese entonces, mucho antes de convertirse en el gran cineasta que hoy recordamos, el personaje y su historia ya estaba en la mente de Walt y fue un elemento imprescindible para el desarrollo de su imaginación. Sabía que tarde o temprano se materializaría en un producto visible e incluso llegó a ser considerada para convertirse en la segunda película de animación de la compañía. Este suceso se dio en 1935, cuando Walt Disney manifestó su interés por realizar una adaptación de Peter Pan. ¿Qué lo detuvo? No fueron los derechos de autor, sino las técnicas de animación, y no lo permitieron por 20 años.
¿Entonces no hay drama entre Disney y el GOSH?
Para 1939, los derechos para una película de live-action ya los había adquirido Paramount Pictures (una película de 1924 que J.M. Barrie licenció personalmente) y Fleischer Studios había ofertado para la adquisición de los derechos para realizar la película animada. Ya nos podemos imaginar lo que sucedió: Disney ofertó una cantidad superior y terminó quedándose con los ansiados derechos exclusivos para películas animadas del niño que no quería crecer.
De esta forma, concluyeron los cinco años de negociaciones que le llevó a la empresa conseguir un elemento esencial para convertir el sueño de Walt en realidad.
Pasada una serie de eventos desafortunados, la Segunda Guerra Mundial, en 1953, la película de Peter Pan vio la luz y marcó el inicio de lo que yo llamaría una nueva etapa en los derechos de autor de Peter Pan. Mientras que el GOSH posee los derechos de las regalías sobre toda obra derivada de la novela y la obra de teatro; las citas, los nombres de lugares, los personajes y sus diseños originales pertenecen en su totalidad a terceros, Disney en este caso específico.
Esto significa que el GOSH teóricamente recibe regalías de las películas de Peter Pan (1953 y Return to Neverland de 2002), pero no de lo creado independiente al material de origen per se. Por eso, es importante determinar los elementos que forman parte de cada producto: apariencias, vestimentas, nombres, entre otros. Algo que no aparece en la obra de teatro o la novela, pero existe, puede estar protegido por los derechos de otra empresa.
¿Cómo está la cosa en la actualidad?
Desde la visita de Walt Disney en 1951 al hospital, ambas empresas trabajan muy de cerca. Juntos han creado momentos y oportunidades de beneficio para los pequeños y las pequeñas del hospital: desde 2008 han conseguido recaudar más de £10 millones, a través de eventos y donaciones; y en 2018 se inauguró el “Disney Reef” en el corazón del hospital, un espacio que permite que los niños, las niñas y sus familias tengan momentos de calidad para construir una resiliencia que les brinde fuerza y la capacidad de superar las adversidades.
No dudo que exista diferencias entre ambas organizaciones, tan poderosas y reconocidas, cada una con sus intereses, sin embargo, es de llamar la atención cómo ha nacido una relación a partir del sueño de un joven con el deseo de convertir a su personaje favorito en una realidad animada.
¿Qué les depara el futuro? ¿Hasta dónde llegará la relación del GOSH y Disney? ¿Hasta cuándo van a compartir a Peter Pan? Me gustaría decir “por siempre”, pero es una mentira, porque un día también vencerán los derechos de autor de Disney. Ya saben, solo las regalías de Peter Pan en Reino Unido son por siempre.